A diferencia de los humanos los caballos no sufren ataques cardiacos, producidos por coágulos que bloqueen las arterias coronarias produciendo afecciones agudas o muerte súbita. De las alteraciones más frecuentes encontramos la ruptura de una arteria, que da lugar a una hemorragia fatal. Esto puede ocurrir en cualquier lugar del cuerpo, pero se presenta con mayor frecuencia en forma de hemorragia nasal o epistaxis, que es causada por una hemorragia en los pulmones o de una de las bolsas guturales; existen casos de rotura de la aorta a nivel del pecho o del abdomen, como consecuencia de la actividad de larvas parásitas; también, puede darse durante el parto, con la rotura de arterias que riegan el útero y/o la vagina. En algunos informes encontramos que los caballos sufren lesiones de tipo obstructivo en las arteriolas, dando lugar a alteraciones de los huesos del miembro anterior, sobre todo a los sesamoideos de la cerneja y de los naviculares de los piés.Las arritmias cardiacas son frecuentes, así como los bloqueos parciales y fibrilación auricular. Actualmente, desconocemos la definición del bloqueo cardiaco parcial, podemos añadir que se trata de una alteración sin consecuencias funcionales. Sin embargo la fibrilación auricular afecta de forma trascendental el rendimiento, al disminuir la actividad de bombeo del corazón. Las arritmias son diagnosticadas mediante un electrocardiograma. Pueden percibirse por soplos cardiacos en caballos de todas las edades, en ocasiones es difícil interpretar su importancia cuando no existen otros signos de enfermedad cardiaca. Los soplos se clasifican en grados, dependiendo su intensidad de acuerdo al lugar que ocupan en relación con los dos tonos cardiacos fundamentales, en sistólicos o diastólicos; y según la posición en que se encuentran en relación con las partes subyacentes del corazón, ésto es, con las válvulas cardiacas (mitral, aórtica, tricúspide o pulmonar). |
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